Quienes pasan por aquí siempre coinciden en que comieron “como reyes”.
Pocos saben hasta qué punto.
El lugar donde se ubica la antigua casona que acoge el Asador de la Reina, fue testigo de un momento histórico que a punto estuvo de costarles la vida a los Reyes Católicos.
El 18 de junio de 1491, Isabel y Fernando se encontraron aquí protegidos por su guardia personal: querían ver de
cerca la bella Granada, aún en manos nazaríes, antes de hacerse con ella.
Una horda de soldados de Boabdil vino a su encuentro dando empiece a una batalla que se cobraría cientos de bajas. Durante la refriega, “la Católica” se ocultó entre los laureles que aquí crecían, para salvar la vida. Y lo logró.
Desde ese momento, este punto se conocería como “El laurel de la
Reina”.
Hoy, más de cinco siglos después, “los reyes” se sientan a la mesa.
La única batalla se libra ahora en el plato.
Y siempre, siempre, aseguramos la victoria por K.O. de sus cinco sentidos.